El espacio urbano como campo de batalla

Backup” del artículo original “El espacio urbano como campo de batalla” publicado por Roberta Bosco y Stefano Caldana el 4 de Septiembre de 2013 en Absolut Network.

¿Y si los espacios destinados a albergar pancartas publicitarias se pudieran aprovechar de forma creativa? Vermibus, un artista de Madrid, ha decidido luchar en contra de la contaminación visual publicitaria transformando vallas y carteles en “espacios expositivos”. Nada nos impide definirle el Banksy de España, sobre todo por su rompedor proceso de trabajo, su posición crítica y su obra innovadora, que pone en entredicho los valores que se están difundiendo con las imágenes de las campañas publicitarias.

Como si el espacio urbano no nos perteneciera, como si fuera de otros y como si en las ya muy explotadas ciudades no fueran suficientes toneladas de acero y castillos de hormigón para convertir el entorno en un espacio deshumanizante. Raramente se cuestiona el uso de los espacios publicitarios que, además de inundar todos los medios de comunicación, se han apoderado de las calles llenando nuestro merodear de insistentes mensajes subliminales de las grandes firmas, que siguen imponiendo sus cuestionables cánones estéticos.

El ámbito de trabajo de Vermibus oscila entre el arte callejero y el street art, pero él a pesar de tener una trayectoria en el marco del graffiti prefiere definirle simplemente Arte Público. Sus obras son una suerte de acciones visuales no autorizadas, durante las cuales interviene los MUPI (Muebles Urbanos para la Presentación de Información) sustrayendo y modificando las redundantes y contaminantes imágenes de los productos promocionados por las grandes firmas. Sus herramientas son básicamente brochas y pinceles, que con el auxilio de litros de disolvente le permiten transformar estas imágenes, que luego con el mismo sigilo y facilidad el artista vuelve a recolocar en su lugar originario.

 

“Mi trabajo tiene un proceso aparentemente simple, pero un trasfondo bastante complejo. Me interesa la idea de la deslocalización física y temporal de cada póster, los muevo de una ciudad a otra y trato de mantener un espacio de tiempo entre la recogida y la intervención. De esa forma trato de no relacionar mi obra con la marca, ya que parte del concepto de mi obra es contra publicitario”, indica Vermibus, que además está llevando a cabo un interesante experimento pionero en el uso de materiales como los disolventes, “no hay ninguna escuela ni libro que enseñe a utilizarlos, lo cual me obliga a un proceso de constante descubrimiento y aprendizaje”.

Su nombre Vermibus es un apodo que procede de “CAro DAta VERmibus”, que en latín significa “carne dada a los gusanos”. “Es el origen de la palabra cadáver. Elegí ese nombre porque después de todo el retoque fotográfico, desde mi punto de vista, la modelo queda completamente deshumanizada, ha dejado de ser una persona para pasar a ser mera carnaza”, explica este artista originario de Mallorca y afincado en Madrid, donde se formó como ilustrador y fotógrafo. Ahora vive en Berlín, una ciudad que le atrae por ser “llena de artistas muy activos, que dan vida a un programa cultural envidiable” y trabaja en los espacios públicos de las ciudades de toda Europa. Sus acciones, cuyo resultado nunca pasa inadvertido, no se promocionan con antelación sino que se celebran por sorpresa, generando en el público un fuerte desconcierto. Un asombro que se materializa en las curiosas imágenes de paseantes parados en las aceras, fotografiando las vallas publicitarias e intentando explicarse lo que están viendo.

En estos días se celebra el aniversario de Vermibus Process, el vídeo que hace un año reveló al público el nombre del artista y su atípico proceso de trabajo, y para esta conmemoración Vermibus se ha lanzado otra vez a la calle. Además de Berlín, Londres, Madrid, París y Mallorca, a lo largo de todo el mes de agosto, el artista trabaja en un nuevo y ambicioso proyecto que involucra numerosas ciudades europeas.

Como el lector habrá entendido, se trata de obras efímeras, ya que las intervenciones no autorizadas suelen aguantar tan solo unas horas antes de ser reemplazadas. Por esto gran parte del trabajo consiste en el proceso de documentación, una memoria audiovisual de calidad disponible a través de la web del proyecto, que Vermibus lleva a cabo con sus habituales colaboradores, Xar Lee para los vídeos y Thomas von Wittich para las fotografías. A la espera de que ahora en septiembre, en su página oficial y en la página de Facebook aparezcan los vídeos de las nuevas acciones, este verano se ha presentado como una ocasión única para ver algunas de sus intervenciones en vivo, en las calles.

A pesar de que se trata de trabajos realizados con brocha y disolvente, su carácter efímero y su breve vida otorgan a las nuevas tecnología un papel primordial en su difusión y memoria. “Las nuevas tecnologías e Internet han dado una vuelta de tuerca a las obras efímeras, además de implicar un cambio sustancial en la autogestión del trabajo creativo. Del mismo modo que las nuevas tecnologías e Internet han cambiado las reglas de la autoedición en todos los campos, el Arte Público ha abierto nuevas perspectivas en todos los niveles”, matiza el artista.

Vermibus exhibe su obra también en galerías convencionales, aunque se dio a conocer con sus intervenciones sobre soporte informativo/publicitario en el espacio público  o en las estaciones del metro, donde organiza exposiciones individuales. “Cuando intervengo toda una parada de metro lo considero una exposición, trato de montar una galería pública en un espacio no autorizado”, indica Vermibus, que además suele colgar sus obras sorpresivamente y sin autorización también en salas expositivas. “En el C/O Berlín llevé a cabo una intervención con motivo de la exposición Zeitlos schön (algo así como Belleza Eterna), que incluía trabajos de los más importantes fotógrafos de moda, desde Man Ray hasta Mario Testino. Me pareció adecuado incluir una reflexión actual sobre la belleza dentro de la moda y por ello utilicé una fotografía de Kate Moss, firmada por Testino e intervenida por mi y la coloqué sin previo aviso junto al resto de la colección”.

Una de sus primeras y más célebres intervenciones consistió en vaciar los MUPI (Muebles Urbanos para la Presentación de Información), convirtiéndolos en pantallas luminosas y mudas, unas cajas vacías que a lo largo de unas horas devolvieron la ciudad de Berlín a sus ciudadanos, tachando de los espacios arquitectónicos los ubicuos e irritantes consejos publicitarios.

 

“El Arte Público es una de las pruebas palpables del cambio de paradigma que estamos viviendo a todos los niveles. Los que trabajamos en el espacio público sabemos muy bien que las reglas del juego han cambiado en todo y para todos, ya no dependemos de alguien que nos prepare una exposición, podemos buscar la forma de gestionarla nosotros mismos bajo nuestros propios medios”, asegura Vermibus. Es pronto para definir qué pasará con el Arte Público. El sector del arte tiene tradicionalmente una capacidad de respuesta muy lenta. Hemos visto que incluso la obra de Banksy tardó su tiempo para generar un cierto interés, a pesar de que las noticias sobre el artista británico suelen ser casi siempre las que anuncian cómo sus obras han desaparecido de la mano de un desacertado empleado del mantenimiento urbano. “Supongo que todo esto irá evolucionando dependiendo de la habilidad de adaptación del sector del arte, hay muchos artistas con talento en el ámbito del Arte Público y cada vez hay más reconocimiento por parte del mundo del arte contemporáneo establecido. Con respecto a seguir al margen de los intereses del mercado, imagino que depende de la decisión de cada artista”, puntualiza Vermibus, confesando que en su etapa de ilustrador y fotógrafo trabajó en una empresa de publicidad con una falta de ética asombrosa. “Estaba completamente en contra de muchas de las cosas que hice para seguir trabajando para ellos, no es algo de lo que me sienta orgulloso, aunque gracias a todo eso y a una serie de acontecimientos que me hicieron reflexionar sobre mis valores, decidí desarrollar el proyecto en el que estoy trabajando ahora. Es mi intento para eliminar las máscaras que todos tenemos como individuos, las máscaras que ocultan nuestro verdadero ser, a menudo impuestas por la moda y la publicidad. Son tristes estereotipos que quieren convencernos de que la perfección y el estilo de vida a seguir es el que nos muestran”, concluye.

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