El jueves (14 febrero), en el departamento de televisores de la Fnac de la Illa Diagonal había una extraña animación. La pareja entrada en años, finalmente decidida a cambiar su aparato, estaba cada vez más confundida. No se trataba sólo de intentar identificar las diferencias de una oferta a primera vista totalmente homogénea. En 24 de los 40 televisores en exposición había algo realmente distinto, se proyectaba Vida, una obra de arte videográfica en 22 capítulos, que recorre cinco mil millones de años, del Big Bang a la bomba atómica, a través de la mirada del artista y gestor cultural Jordi Abelló (Reus, 1970).
“Las ventas de televisores en las grandes superficies son como altares contemporáneos y cuando te agachas para mirar el precio parece que haces la reverencia preceptiva. Proyectan constantemente imágenes para todos y para nadie y sin embargo a menudo son más concurridas que muchos museos”, afirma Abelló, artista acostumbrado a exponer en lugares anómalos, ajenos al canónico cubo blanco. Entre otras experiencias, exhibió sus dibujos en la jaula de los gorilas del zoo de Barcelona (“los miraron con ternura y se los comieron”, recuerda) y en una reserva natural de buitres y también creó una muestra para mantis con obras a su escala, es decir una decena de centímetros.
Esta vez ha tenido que lidiar con el bullicio de una grande superficie y con la contaminación sonora de la adyacente sección de equipos de música, donde decidieron pasar un concierto de AC/DC. Pese al rock duro y a las luces cegadoras, las poéticas imágenes de Abelló consiguieron captar la atención de la concurrencia, marcando la diferencia con los demás televisores que iban proyectando al unísono documentales de naturaleza.
“Según las encuestas de mercado es el género que más invita a la compra, todo lo contrario de los telediarios”, explica el artista, que ha concebido el proyecto expresamente para esta presentación. “No quiero provocar, sino encontrar el sitio adecuado para cada obra. El arte tiene que volver al mundo real, desvincularse de los espacios institucionales para penetrar en la cotidianeidad. Exponer donde quieres y cuando quieres es mi lema”, añade.
Como es habitual en Abelló, dibujante compulsivo, Vida empezó en forma de dibujos y pinturas, en total más de una hora de imágenes que se proyectan en otros dos televisores a modo de documentación. En cambio los 22 capítulos de Vida condesan en poco más de un minuto las imágenes y reflexiones del artista sobre el origen de la vida en nuestro planeta a través del arte. “La visión religiosa ha confundido las ideas. El origen de la vida se suele explicar de forma simplificada, metafórica y errónea”, afirma Abelló, asegurando que las imágenes ampliadas del mundo microscópico contienen el vocabulario estético y formal de todas las vanguardias. Lo confirma la proyección ampliada y ralentizada de un mosquito saliendo del agua, asombrosamente parecido a un pantocrátor románico, o las células que Abelló define “un Miró en movimiento” y la explosión atómica que considera “un homenaje a Rothko”.
“Predominan las células y las formas de vida abismales porque enlazan con los albores de la vida”, explica el artista, que ha mantenido el montaje en la Fnac algo más de una hora. Después los 22 capítulos de Vida, conservados en otros tantos pen-drives han vuelto a su elegante cajita negra. Pese a la infinita reproducibilidad del vídeo son una obra única… única y múltiple como la vida.
Articulo original:
JORDI ABELLÓ CONCIBE UNA MUESTRA PARA LOS TELEVISORES DE LA FNAC
El proyecto videográfico investiga el origen de la vida en 22 capítulos, concebidos para proyectarse en grandes superficies comerciales
Roberta Bosco, Barcelona
Vida de Jordi Abelló al FNAC de l’Illa Diagonal (Barcelona).
Miércoles, 14 de febrero de 18:00 a 19:00