
Miltos Manetas, «THE UNCONNECTED – III Padiglione Internet», Oratorio di San Ludovico, Calle dei Vecchi, Venice. 55esima biennale di Venezia. Performance con Enrico Ghezzi. Foto a cura di Gaetano Alfano
“Backup” del artículo original “Cómo encontrar nuevos medios en la bienal sin perecer en el intento” publicado por Roberta Bosco y Stefano Caldana el 13 de agosto de 2013 en Absolut Network.
Visitar la Bienal de Venecia puede ser una de las experiencias más agradecidas e interesantes entre las que ofrece el mundo del arte, aunque también puede convertirse en una empresa frustrante y cansadísima, sobre todo para quienes estamos interesados en los aspectos más experimentales del arte contemporáneo. La apabullante oferta artística que brinda no sólo la Bienal y sus eventos colaterales, sino todas las iniciativas que aprovechan los focos apuntados sobre este escenario, imponen una selección inteligente y ponderada que tenga en cuenta la dificultad y el tiempo que necesita cada desplazamiento en la ciudad de los canales. Así que armaros de mapa, lápiz y un buen programa de mano. Este año la Bienal ha tenido la excelente idea de publicar el catálogo en dos formatos: el habitual de tres kilos y otro más reducido, conciso y económico, que resulta ideal para apoyar la visita.
New Media Art Se Busca. Aquí van nuestras sugerencias para no perderse lo poco que hay relacionado con nuevos medios en Venecia y en la 55ª Bienal de Arte, mal titulada El Palacio Enciclopédico por Massimiliano Gioni, el comisario más joven hasta la fecha, que se mantendrá abierta hasta el 24 de noviembre, en sus dos sedes principales: i Giardini, donde se encuentran los pabellones nacionales históricos (incluida España) y parte de la muestra central que se despliega en toda su magnitud en el Arsenale, donde también se encuentran los pabellones latino-americanos, China y el Vaticano, que acude a la cita por primera vez con una instalación de Studio Azzurro, colectivo pionero en el arte electrónico italiano. El programa se completa con varias sedes nacionales (incluida Andorra) y 47 Eventos Colaterales (incluida Cataluña, con un interesante Pabellón a cargo del artista Francesc Torres, sobre los 500.000 desempleados catalanes), diseminados por toda la ciudad. Las participaciones nacionales llegan a 88, diez de las cuales son new entries, mientras que la muestra central, comisariada por Gioni, comprende más de 150 obras de artistas de 37 países. El hecho de que ostente el dudoso récord de haber reunido el porcentaje más alto de creadores muertos de la historia de la Bienal, trasmite desde el principio la sensación de que Gioni en vez de mirar hacia adelante, haya hecho todo lo contrario. “Me gusta pensar en El Palacio Enciclopédico como una especie de prehistoria de la edad digital”, afirmó el comisario en una reciente entrevista, provocando escalofríos a más de uno. Tras saludar con entusiasmo una tímida apertura de los planteamientos curatoriales, volvemos a esperar –para decirlo con Shane Walter, fundador de la plataforma onedotzero – que “llegue una nueva generación capaz de liderar el arte de nuestro tiempo, redefiniendo estas instituciones sagradas y poniendo el pasado en contexto con el presente y el futuro”.
Sarah Sze o cómo evitar las colas (Estado Unidos). Desde hace tres o cuatro ediciones ver el pabellón americano significa enfrentarse a colas que durante los días reservados a los profesionales (la célebre vernice) pueden superar las tres horas. Durante el resto del tiempo la situación mejora, pero es suficiente que llegue un autobús de turistas y el pabellón se atasca. Todos se quejan, pero el motivo sigue siendo un misterio y desde luego no se corrige. Para evitar el trance la artista protagonista de esta edición, Sarah Sze, conocida por sus imposibles acumulaciones de objetos e instalaciones tipo Rube Goldberg, completa Triple Point, la muestra física que se despliega en las cinco salas del pabellón con Sixth Room, una herramienta digital que representa visualmente la red de visitantes virtuales y en carne y hueso, que acceden al proyecto. La actualización constante de datos, que incluye el país de procedencia, ofrece un registro visual cambiante del compromiso del público con Triple Point. La Sexta Habitación, programada por Nell Breyer y diseñada por Catherine D’Ignazio, ambos del MIT, es accesible online y en dispositivos móviles y además permite realizar la visita virtual completa del espacio físico, con la posibilidad de enfocar en el mínimo detalle cada objeto…. Y hay miles…
Ariel Guzik, la revelación (México). Muchos consideran la revelación de este año el Pabellón de Angola, León de Oro a la mejor Participación Nacional con Found not taken de Edson Changas, la sistemática catalogación de objetos abandonados en la capital de Luanda, recolocados en el contexto urbano para crear nuevas relaciones. Sin embargo para nosotros la verdadera revelación de la Bienal es un artista con mucho camino a sus espaldas: Ariel Guzik (Ciudad de México, 1960), conocido como músico, investigador, herbolario e inventor. En nuestra opinión no hay ningún proyecto tan hermoso, poético, asombroso e innovador como el de Guzik para el Pabellón de México, que de paso con un acertado acuerdo con la ciudad se ha asegurado durante diez años la sede en la Iglesia de San Lorenzo, a cambio de contribuir en su restauración. Este templo, codiciado por sus especiales características acústicas, por músicos de todas la épocas, desde Vivaldi al compositor de vanguardia Luigi Nono, llevaba casi tres décadas cerrado, antes de que Guzik consiguiera abrirlo para colocar su Cordiox, un instrumento musical monumental, de cuatro metros de alto, inventado por él mismo. Incluso imaginarlo es difícil, si pensamos que se articula alrededor de un cilindro en cuarzo fundido, de casi dos metros, rodeado por un sistema de 180 cuerdas y un cuadro de mando de aspecto antiguo. Todo en el Cordiox parece de otro mundo y en cambio precisamente su compenetración con el entorno, permite que el visitante pueda llevar a cabo un viaje auditivo a través de los espacios de la iglesia, que a causa del deterioro arquitectónico, por el momento no se pueden pisar. Su sonido, sin ningún tipo de altavoces, amplificadores o aplicaciones digitales, se propaga veloz en el espacio reverberante de la antigua capilla, con sonidos sutiles y poderosos a la vez. También la presencia del público interviene de forma totalmente involuntaria en la performance sonora, pero sin responder a las habituales dinámicas de causa-efecto, relacionadas con el número de visitantes, sus movimientos o sus ruidos.

Venezia, Oratorio di San Ludovico. Installazione dell’artista Miltos Manetas «UNCONNECTED» in occasione della 55esima biennale di Venezia. Performance con Enrico Ghezzi
Miltos Manetas desconecta el Internet Pavillon. Resulta revelador que personajes clave para el desarrollo de la cultura digital y su introducción en el mundo del arte, ahora sean también outsiders de una nueva ecología de lo tecnológico. Hartos de la obsolescencia inducida es el artista griego, afincado entre Roma y Los Angeles, Miltos Manetas, que en 2009 inauguró por primera vez el Internet Pavillon, en el marco de los eventos colaterales de la Bienal, con los piratas de The Pirate Bay, por aquel entonces una de las principales web para el intercambio gratuito de archivos. Sin embargo este año Manetas ha dedicado el tercer Pabellón de Internet a The Unconnected , “el 30% de los europeos, los santos de nuestra contemporaneidad, los que se mantienen ajenos a la normalidad de los creyentes”, explica el artista, que ha encargado el comisariado a Francesco Urbano Ragazzi. El Pabellón, emplazado en la antigua iglesia de san Ludovico, fuera del circuito habitual de la Bienal, ha sido decorado con grandes pinturas del propio Manetas, que tras años de net.art ha vuelto a la pintura, si bien con temáticas vinculadas a Internet. “Internet me interesa como un paisaje, por su metáfora y significado, de la misma forma que a Monet le interesaba el jardín”, explica. Durante estos meses el pabellón acoge eventos diversos (empezando por la performance silenciosa de Enrico Ghezzi, que descolocó al público de la vernice) y los visitantes son fotografiados mientras acoplan su dedo, al dedo del santo, reliquia conservada en una cajita muy parecida a un iPad. “Lo importante es crear siempre nuevas aventuras, que lancen mems alrededor del mundo y ayuden a que la gente cambie y evolucione”, concluye el artista, que quiere pedir al Vaticano que declare San Ludovico patrono de Internet, así como Santa Clara es la patrona de la televisión.
Steve Piccolo y Oxana Maleeva, derivas en Venecia. Tadao Ando, Jota Castro, Francesco Bonami y Carlos Garaicoa son cuatro de las diez personalidades del mundo de la cultura que participan en una muestra virtual de obras y relatos inéditos, inspirados en los balcones más emblemáticos de Venecia, bautizada Balconism y promovida por Art Apart – Curating Agency. La muestra se despliega desde una aplicación que se puede descargar en App Store, para iPhone y iPad. Funciona también sin conexión y para disfrutarla no es en absoluto necesario estar en Venecia, aunque si uno tiene la suerte de poderla visualizar in situ, la experiencia resulta sin duda aun más completa. Los comisarios, el músico y performer Steve Piccolo y la curadora de origen ruso Oxana Maleeva, que también participan como autores, han reunido diez proyectos narrativos, visuales y sonoros, creados especialmente por cada participante, para diez balcones del barrio veneciano de Dorsoduro, seleccionados por su valor histórico, arquitectónico o popular. Hay relatos nostálgicos y divertidos, políticos y surrealistas, barrocos y minimalistas, pero todos tiene el común denominador de la ironía. “Balconism es una propuesta que no invade ni se impone, aunque está a disposición de todos y sin límites de tiempo o espacio. De ahí la elección del balcón, un elemento híbrido, que sirve de conector entre los espacios públicos y privados, el cielo y la tierra, la realidad y la fantasía, la historia y la ficción”, explica Maleeva.
Milla Jovovich, el toque de glamour. El mito de la belleza y el consumo compulsivo en el mundo de las relaciones digitales ha sido el tema de Future/Perfect, una performance de la artista americana Tara Subkoff, protagonizada por la actriz Milla Jovovich, conocida por películas como el Quinto Elemento o la saga Resident Evil. La artista permaneció seis horas encerrada en una casita de plexiglás, en el jardín del Palazzo Malipiero Bernabò, conectada con el exterior solo a través de dispositivos digitales, que le permitían chatear con los fans, responder a sus preguntas y sobre todo comprar bienes de todo tipo, que un tropel de botones iba introduciendo en la casita hasta llenarla por completo, prácticamente enterrando Jovovich. Mientras contestaba a decenas de preguntas y comentarios a una velocidad pasmosa, la actriz iba improvisando un desfile con las piezas de una colección de ropa y complementos, que la casa de moda italiana Marella diseñó con Subkoff y produjo especialmente para el evento. Todo lo que pasó, todo lo que se dijo, escribió y adquirió, incluidas obras de Ed Ruscha, John Baldessari, Julian Schnabel, Rirkrit Tiravanija y Yoko Ono, se retransmitió en streaming y quien se lo perdió lo puede ver íntegramente en http://fakemilla.com.
Cuerpo real y virtual, old new media. ORLAN, que fue pionera en utilizar su cuerpo como material de creación y llevó esta práctica hasta las más extremas consecuencias, es la estrella de la muestra The Metamorphoses of the Virtual. 100 Years of Art and Freedom (La Metamorfosis de lo Virtual. 100 Años de Arte y Libertad), abierta hasta el 31 de octubre, en el laboratorio cultural Officina delle Zattere. La muestra, comisariada por Roberta Semeraro, incluye las metamorfosis gráficas de Pia Myrvold y las proyecciones de Miguel Chevalier, que pueden ser modificadas por el público, mediante una simple interacción mecánica que no quita el efecto hipnótico de las formas evolucionando. También se exhibe la memoria audiovisual de Body Code, la performance que la artista de Los Ángeles Tiffany Trenda realizó durante los días de la vernice de la Bienal.
No sólo de arte vive el hombre. Vale, no se trata realmente de nuevos medios, pero es una dirección imprescindible. Justo entre el Arsenal y los Giardini, se encuentra El Refolo, un bar diminuto con las mesas al aire libre, en la concurrida Via Garibaldi, que hace los mejores panini y tramezzini de Venecia.