“Jorge Eduardo Eielson – Es Baluard Museu” publicado por Roberta Bosco en Art Nexus 119 – Diciembre – Mayo 2023. (Texto en PDF Castellano – English)
Hay artistas que quedan ocultos en los recovecos de la historia del arte, pese a su originalidad y poderío creativo, o quizás precisamente por ello. Sea como sea, la exposición de Jorge Eduardo Eielson (Lima, 1924 – Milán, 2006) en Es Baluard, museo de arte moderno y contemporáneo
de Palma de Mallorca, supone un verdadero descubrimiento para España, y también para Europa, donde es, aún, insuficientemente conocido. Sin embargo, vivió la mayor parte de su vida en Italia y tuvo momentos de éxito internacional, primero en los años 70, al participar en la icónica Documenta V de Harald Szeemann, y en tres ediciones de la Bienal de Venecia, y luego, a principios del 2000, cuando su obra, tanto literaria como plástica, se empezó a difundir cada vez más.

Jorge E. Eielson. Nodo (Nudo), 2001. Terciopelo y bola de cristal. 50 x 90 x 50 cm (19 11/16 x 35 7/16 x 19 11/16 pulgadas). Colección Centro Studi Jorge Eielson. © de la obra, Martha L. Canfield, 2022. Foto: David Bonet.
Comisariada por Imma Prieto, directora de Es Baluard, la exposición tiene un carácter retrospectivo y permite recorrer la trayectoria de Eielson desde finales de los años 1950 hasta sus últimas obras, demostrando la radicalidad de su aproximación artística, así como sus diversas formas de cuestionar la realidad a través de múltiples elementos gráficos y referencias culturales, que combinan las tradiciones ancestrales de su Perú natal con los mitos del Mediterráneo y los lenguajes de la modernidad.
El título de la muestra, “El nudo vertical”, justo hace referencia a las tradiciones incaicas, concretamente a los quipus, un sistema de comunicación textual y contable, basado en cuerdas anudadas y utilizado desde hace más de mil años. “Esta forma de escritura sin palabras ni
papel combinaba la experiencia táctil y visual para codificar y decodificar significados”; indica Prieto que, para preparar la exposición, ha viajado en varias ocasiones a Italia: a Saronno, donde se encuentra el Archivo Eielson, y a Florencia, donde la heredera del artista, Martha L. Canfield, poeta y docente de Literatura Hispanoamericana, abrió el Centro Studi Eielson, que se encarga de conservar las obras y de promover conferencias, seminarios, eventos culturales y producciones innovadoras que fomenten el diálogo entre las cultura europeas y latinoamericanas.
“Autoexiliado en Italia a causa de su homosexualidad, a lo largo de toda su carrera, Eielson mantuvo un diálogo entre la cultura precolombina y la mitología mediterránea, en busca del lugar universal que une a todos los seres humanos”, continúa Prieto, apuntando cómo “su obra
abre significados del pasado que señalan hacia un futuro donde las constelaciones y sus correspondencias son simbiosis abstractas que vinculan memoria, escritura e infinito”.
El recorrido expositivo arranca desde las poesías visuales que plasman la relación entre el artista, la literatura y el lenguaje, entendido como estructura de códigos gráficos y narrativos relacionados con la razón, y también con la intuición. Más conocido en América Latina por su producción como poeta, perteneciente a la llamada Generación del 50, junto con exponentes de la literatura peruana como la poeta Blanca Varela o el escritor Javier Sologuren, Eielson desarrolló un complejo y cambiante cuerpo de obras, que incluye siempre la grieta como una huella de la herida personal y social que le acompañó toda su vida. “Sus primeros trabajos plásticos parten de una reflexión en torno al paisaje, entendido como interfaz en la que abrir grietas para entender diversas formas de pensamiento”, explica Prieto. Estas obras tempranas, inspiradas en la costa peruana, realizadas hacia finales de los años 1950, con materiales traídos de Perú que plasman superficies erosionadas por el tiempo, el agua, el viento y el fuego, van evolucionando hacia pinturas matéricas, en las que la herida toma la forma de cuerpos evocados por restos de camisas, pantalones o corbatas. Son vestidos vacíos y tensionados, que toman el protagonismo de la obra, tratados de todas las formas posibles: rasgados, quemados, cortados y torcidos, y finalmente anudados. De ese modo, poco a poco, el lenguaje de Eielson va depurando su expresión plástica y abandona el imaginario representado por los vestidos, para que, a través de un proceso de simplificación y síntesis, el quipu vaya adquiriendo una presencia cada vez mayor, más autónoma y en diálogo con el color. “Recientemente los principales científicos de la astrofísica dicen que el universo es un nudo, o más bien, una infinidad de nudos, que van y vienen sin parar, y de los cuales no vislumbramos ni el principio ni el final. Una noticia que me alegra profundamente, porque nos muestra lo cerca que está la creación artística de la investigación científica”, afirmó Eielson, anticipando uno de los paradigmas de la creación contemporánea. Toda la segunda sala de la exposición está dedicada a las obras de nudos, en las que forma y concepto se unen para plasmar otros sistemas de pensamiento, vinculados con lo chamánico y ritual. Son obras que demuestran la búsqueda incesante de Eielson de la energía contenida en el nudo; para decirlo con sus propias palabras, “un poco como el corte infinitamente repetido de Fontana, siempre maravillosamente cargado de energía primordial, y al mismo tiempo lúcido, puro, fuerte, inteligente, ¿y por qué no?, elegante”. Tras su estreno en Es Baluard, la exposición viajará a las Islas Canarias y se presentará en el TEA Tenerife Espacio de las Artes, desde el 23 de
junio hasta el 17 de septiembre, de 2023.